Esta es una cuestión que a día de hoy es absurdamente controvertida. Es un tema mucho más complejo de lo que se suele decir, intentaré dar mi opinión de la forma más resumida posible.
Existen dos técnicas de bobinado: manual y a máquina. A mí me gusta bobinar de ambas formas, según lo que crea mejor para cada caso.
Utilizar un método u otro va a afectar mucho al patrón de bobinado, que es la forma en la que se coloca el hilo de cobre sobre la bobina de la pastilla, su tensión, las vueltas de hilo que hay en cada capa y como éstas están repartidas (si de forma uniforme a lo largo de toda la bobina, o acumuladas en lugares concretos). El patrón de bobinado es una especificación técnica importante, que (posiblemente por su complejidad) la mayoría de fabricantes "boutique" suelen dejar de lado, pero lo cierto es que distintos patrones de bobinado van a tener distintos efectos en el sonido final, de hecho, afecta mucho más al sonido final que otras especificaciones en las que se suele hacer mucho hincapié (como que el hilo de cobre sea "N.O.S.", las bobinas sean de butyrate, etc).
En el bobinado manual el hilo se guía (y en muchos casos también se tensa) utilizando los dedos. Su principal desventaja es que, debido a la imposibilidad real de controlar el patrón de bobinado, el resultado final es muy variable. Su principal ventaja es que el coste de la máquina es muy bajo y necesita muy poco mantenimiento. Bobinar a mano es sin duda la forma más barata de producir pastillas a pequeña escala.
En el bobinado a máquina el guiado del hilo se hace de forma automática. Su principal ventaja es que permite controlar el patrón de bobinado. El resultado final depende directamente de las características intrínsecas de la máquina (limitaciones, márgenes de tolerancia, etc) y de cómo esté configurada, es decir, si tienes una bobinadora capaz de producir un patrón adecuado para el sonido que buscas y además sabes utilizarla, el resultado va a ser la mejor bobina posible. Su desventaja es que este tipo de máquinas son muy caras, necesitan bastante mantenimiento, además del tiempo necesario para aprender a controlarlas correctamente (este es un detalle importantísimo).
Históricamente, en Fender bobinaron a mano durante sus primeros años, no está claro en que momento comenzaron a bobinar a máquina. La creencia más extendida es que hasta 1965 todo se bobinaba a mano. Por el contrario, el historiador A.R. Duchossoir en su libro "The Fender Stratocaster" dice que el bobinado a máquina empezó a introducirse de forma gradual en 1960. Para este tipo de cosas solo me fío de lo que he visto por mi mismo, y lo que he comprobado a través de estudio y reparación de pastillas Fender de la primera mitad de los 60 es que efectivamente el bobinado a máquina se introdujo de forma gradual en algún momento a principios de la década de los 60 (primero unos modelos y luego otros, posiblemente empezando por los steel y siguiendo por los bajos), y que para el 64 casi todo se bobinaba a máquina. En el caso concreto de las Stratocaster, todas las pastillas de guitarras fechadas a partir de noviembre del 63 que he visto estaban bobinadas originalmente a máquina (eso incluye a las famosas serie L del 63-64, que traen las que para mucha gente son las mejores pastillas de ST que Fender ha fabricado). Como dato curioso, hay muchas pastillas Fender antiguas bobinadas a máquina que por su aparente irregularidad en la bobina a simple vista parecen estar bobinadas a mano, pero cuando las desenrollas te das cuenta de que cada capa de hilo de cobre tiene el mismo número de vueltas, signo inequívoco de que están bobinadas a máquina, y que su irregularidad seguramente se deba a una mala configuración del sistema de guiado del hilo o a una mala colocación de la pastilla en la máquina.
En el caso de Gibson, de momento todas las pastillas que he visto estaban bobinadas a máquina, la más antigua que he reparado era de 1948. Toda la producción de las míticas P90 y P.A.F. de los 50 y 60 fue bobinada a máquina utilizando máquinas automáticas de distintos modelos que producen varios patrones de bobinado muy concretos, que nada tienen que ver con el bobinado a mano.
Las que para mucha gente son las mejores pastillas de la historia (las humbucker del 58-60 y las de stratocaster del 63-64) fueron producidas con bobinadoras automáticas.
La controversia viene porque en los últimos años (en parte por la publicidad intensiva de muchos fabricantes "boutique") se ha extendido la creencia de que una pastilla bobinada a mano es siempre superior una bobinada a máquina. Las personas que defienden esta idea suelen argumentarlo dando la siguiente explicación, que hasta donde se, nació a principios de los 80 como parte del marketing de un pequeño fabricante de guitarras, y que pronto se extendió como la explicación genérica sobre este asunto:
"Las bobinas de las pastillas hechas a máquina tienen cada vuelta de hilo enrollada de manera uniforme y apretada una contra otra, lo que hace que sean casi una masa sólida de cobre.
En las pastillas bobinadas a mano el hilo está repartido de forma desigual. El entrecruzamiento de las diferentes vueltas deja muchos pequeños espacios abiertos entre cada capa, lo que permite que el campo magnético sature mejor la bobina.
Al bobinar de manera desigual, reducimos la capacitancia entre las capas de la bobina, lo que ayuda a que la carga eléctrica opere de manera más eficiente expandiendo el tono, sobre todo los agudos, enriqueciendo el tono."
Sin ningún ánimo de menospreciar las ideas de nadie, tengo que decir esa explicación no es correcta. No tiene sentido. Parte de la creencia equivocada de que una pastilla bobinada a máquina necesariamente va a tener un patrón de bobinado "perfecto" y apretado, y con tal cantidad de tensión que el hilo va a quedar casi como "una masa sólida de cobre", cuando eso no es cierto. Precisamente la ventaja de bobinar a máquina es que puedes controlar ese tipo de cosas y otros muchos parámetros imposibles de controlar bobinando a mano. Después, interpreta de forma muy errónea la manera en que funciona la capacitancia de una bobina (este tema es muchísimo más complejo). De hecho, si realmente fuese así de simple, la mejor forma de lograr ese entrecruzamiento entre hilos y el espacio entre capas no sería bobinando a mano, sería con una bobinadora automática configurada con patrón muy abierto (y con un número de vueltas por capa variable, si quieres que cada capa sea distinta de la anterior). En definitiva, se nota mucho que es una explicación que está más dirigida a formar parte de una campaña publicitaria que a explicar el funcionamiento real de una pastilla.
Otro mito es que bobinando a máquina ahorras tiempo y esfuerzo. Imagino que eso será cierto cuando bobinas las pastillas de 10 en 10, en mi caso lo hago de 1 en 1 y puedo garantizar que tardo más tiempo solamente en configurar cualquiera de mis bobinadoras automáticas de lo que tardo cuando me pongo a bobinar a mano directamente, y que el esfuerzo de aprender a controlar y a hacer el mantenimiento de las máquinas fue mucho mayor que el de aprender a bobinar a mano.
Otra manera en la que se critica el bobinado a máquina es diciendo que eso hace que una pastilla no sea "artesanal" o "hecha a mano". No soy quién para decir lo que es o no es artesanal, pero sabiendo que el bobinado (sea a mano o máquina) es la parte más corta del proceso de fabricación de una pastilla, pienso que el grueso del trabajo que realmente podría considerarse artesanal está en la fabricación de las piezas de la pastilla a partir materiales seleccionados, el ensamblaje cuidadoso, los controles de calidad en todas las fases de la fabricación, la calibración de la carga de los imanes, etc. Personalmente, considero más artesanal una pastilla construida con componentes de fabricación propia y bobinada a máquina con un patrón especialmente estudiado para el sonido que se busca, que una bobinada a mano y construida con las mismas piezas prefabricadas en masa que utilizan otros cientos de "fabricantes de pastillas".
En mi opinión, de las dos formas se pueden lograr buenas pastillas, pero hay que conocer las limitaciones de cada método, y pienso que es un error muy grande creer ciegamente las propiedades casi mágicas que desde la publicidad muchas veces se le atribuyen al bobinado a mano.
Al final, el sonido de una pastilla es la suma de muchos pequeños detalles, y pienso que utilizar el patrón de bobinado más correcto para cada caso es uno de los detalles importantes.